¿Qué fue Internet?

Internet fue una red de conexiones rápidas, pero efímeras.

Una autopista de datos que olvidó las pausas y los silencios.

Fue el lugar donde los algoritmos decidían por nosotrxs.

Donde la visibilidad importaba más que la verdad.

Pero también fue el espacio donde aprendimos a reconectar.

Donde, tras el colapso, decidimos reconstruir desde el afecto y la colaboración.

2037: El apagón.

Una cadena de fallos técnicos —apagones, errores de sincronización, corrupción de datos— provocó el colapso de las plataformas sociales globales.

Los algoritmos, sin control humano, replicaron errores a escala masiva. Millones de perfiles fueron sobreescritos con contenido generado. Las copias de seguridad fallaron. Las redes dejaron de responder.

Durante días, solo quedaron pantallas en blanco, archivos cruzados, mensajes sin remitente. La gente no supo si lo que veía era real, reciente o inventado.

Pero Internet no desapareció. Sobrevivieron los protocolos, los navegadores, el código. Lo que colapsó fue la capa algorítmica: esa interfaz que filtraba, manipulaba y ordenaba por nosotrxs.

Volvimos a las páginas hechas a mano. A los vínculos sin feeds. A las señales directas. A lo esencial.

Las redes no murieron porque las abandonamos. Las abandonamos porque dejaron de existir.

Entonces, escribimos de nuevo con las manos. Hablamos sin ser grabadxs. Escuchamos sin necesidad de publicar.

Así nació esta red. Hecha desde lo pequeño, desde lo lento, desde el vínculo humano.

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